martes, 10 de agosto de 2010

"El impulso antiguo y natural sobrevive en el proceso de aprender a leer: el niño y el adulto poco ilustrado leen 'a media voz', formando palabras con los labios y, a veces, repitiendo el suceso imaginario de la página impresa mediante movimientos simpáticos del cuerpo."
George Steiner. "Literatura y poshistoria". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 421.
"En el rapsódico final de Literatura y revolución, Trotski afirma que el arte seguirá viviendo después del triunfo, que 'el poeta de la nueva época repensará de una manera nueva los pensamientos de la humanidad y reexperimentará las experiencias emocionales de ésta."
George Steiner. "Literatura y poshistoria". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 420.

[Nota: Habría que profundizar en la obra original de Trotski, pero la idea que sostiene es la de la necesaria reactualización de los contenidos que justifique la constante producción de nuevos mensajes culturales.]

lunes, 9 de agosto de 2010

"Una de las más rotundas diferencias entre fascismo y comunismo es la siguiente: el fascismo no ha inspirado ninguna gran obra de arte. Con la posible excepción de Montherlant, no ha arrastrado a su órbita a ningún escritor de primer orden. (Ezra Pund no puede ser calificado de fascista; echó mano de los parámetros y causas del fascismo para su propia y caprichosa economía.) El comunismo, por el contrario, ha sido la fuerza central de caso toda la mejor literatura moderna; y el tropiezo con el comunismo ha marcado la profesión y la conciencia de muchos de los mejores escritores de la época.
·····¿Por qué esta diferencia? Sin duda, el fascismo es una ideología demasiado vil y grosera para originar esas caridades de la imaginación que son esenciales para el arte culto. El comunismo, incluso allí donde ha sido un veneno, es una mitología del futuro humano, una visión de las posibilidades humanas rica en exigencias morales. El fascismo es el código más bajo de la delincuencia; el comunismo fracasa porque ambiciona imponer a la frágil pluralidad de la naturaleza y conducta humanas un ideal artificial de intenciones autogeneradoras e históricas. El fascismo tiraniza mediante el desprecio por el hombre; el comunismo mediante la exaltación del hombre, muy por encima de esa esfera de errores, ambiciones y amores privados que llamamos libertad.
·····También hay una diferencia más específica. Hitler y Goebbels eran taimados manipuladores del lenguaje; su respeto por la vida intelectual era muy escaso. El comunismo, por el contrario, es una doctrina que penetra en la raíz misma de sus orígenes históricos por la apreciación de los valores del arte y el intelecto. Esta apreciación está explícita en Marx y Engels. Eran intelectuales hasta la médula. Lenin rindió al arte el supremo tributo del miedo; puesto que captaba plenamente el oscuro poder que ejercían las formas plásticas y musicales en la razón, se apartó de él. Trotski fue un litterateur en el sentido más flamante de la palabra. Incluso bajo Stalin, el escritor y la obra literaria jugaron un papel vital en la estrategia comunista. Los escritores eran perseguidos y asesinados precisamente porque la literatura era considerada una fuerza importante y potencialmente peligrosa. Éste es un punto crucial. La literatura estaba cubierta de honores, aunque de manera cruel y perversa, por el hecho mismo de la desconfianza de Stalin. Y cuando tuvo lugar el parcial deshielo, la posición del escritor en la sociedad soviética se volvió de nuevo compleja y problemática. Es inconcebible que un estado fascista se moleste por un simple libro; sin embargo, El doctor Zivago ha constituido una de las mayores crisis de la inteligencia de la Rusia comunista reciente."
George Steiner. "El marxismo y el crítico literario". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; págs. 395-396.
"Se recordará que Engels consideraba a Balzac 'un maestro del realismo mucho mayor que todos los Zola passés, présents et à venir'. Y lo dijo a pesar de que Balzac era un legitimista y un católico de ralea sombría y reaccionaria:
·····Por consiguiente, el que Balzac se hubiera visto obligado a actuar contra sus simpatías de clases y sus prejuicios político, el que hubiera visto la necesidad del ocaso de sus nobles predilectos y los describiera como hombres que no merecía suerte mejor; y el que hubiera visto a los verdaderos hombres del futuro en el único sitio donde, en aquella época, se les podía encontrar, yo lo considero uno de los más grandes triunfos del realismo y uno de los rasgos más grandiosos del viejo Balzac."

George Steiner. "El marxismo y el crítico literario". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 357.
"Al tener menos palabras al alcance que el hombre educado del siglo XVII y que incluso el de finales del XIX, decimos menos o lo decimos con vaguedad absurda. En sus anuncios comerciales, sus tebeos o su televisión, nuestra cultura vive por la imagen más que por las palabras. De ahí que un escritor como Durrell, con su gozo shakespeariano y joyciano en la esplendorosa abundancia y variedad sensual de palabras, puede parecer a cualquier amanerado y precioso. Pero la objeción procede en parte de nuestra sensibilidad empobrecida."
George Steiner. "Lawrence Durrel y la novela barroca". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 318.
"El estilo es un mosaico. Cada palabra en juego tiene su lugar preciso y luminoso. Tiento a tiento, Durrel dispone sus atavíos de expresiones sensuales y extrañas en conjuntos de imaginería y sugerencias táctiles tan sutiles y retorcidas que la experiencia de la lectura se convierte en una total aprehensión sensorial. Estos párrafos están vivos bajo el tacto de la mano del lector; poseen una compleja música auditiva; y la luz parece jugar sobre la superficie de los vocablos con brillante urdimbre. 'El tintineo de los tranvías violeta' (the clicking of violet trams) es una iluminación tan completamente sensorial que pudiera haber brotado del pincel de un pintor pointilliste, una luz que se quiebra en diminutos y precisos alfileres y reagrupa los elementos de la imagen en un diseño memorable. Ningún otro escritor inglés de nuestros días ha conjugado de manera tan perfecta el lenguaje de la luz y la sonoridad."
George Steiner. "Lawrence Durrel y la novela barroca". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 317.

[Nota: Lo que me interesa de este parágrafo de Steiner es su insistencia en la cualidad sensorial de determinada literatura.]

domingo, 8 de agosto de 2010

"Es tal la extraña vitalidad de la ficción que a menudo ensombrece la identidad de su forjador... Nada sabemos de Homero, pero Agamenón y Aquiles, Circe y Helena son los predios habituales y estables de los que nuestra cultura saca sus rentas. El hecho histórico de Shakespeare es enigmático, pero Lear y Macbeth, Cleopatra y Calibán, Malvolio y el Príncipe Hal son tan reconocibles y familiares como el aire que respiramos. Distinguimos nuestros rasgos en la ficticia presencia de los suyos. ¿Quién sino el erudito puede identificar a los primeros procreadores de Fausto y Don Juan? Y sin embargo, esos dos nombres, que nos remiten al inquietante pináculo del deseo, son palabras de todos los días.
·····Sin estos personajes, nuestro pasado interior sería una cripta de muda muerte. Desde Homero y el Sócrates imaginado por Platón hasta el Charles de Proust y el Leopold Bloom de Joyce, los peldaños de lo verdadero están en la escalera de la ficción. Ese diálogo entre las sombras inapresables y lo vivo es lo que da a nuestras palabras su poder de evocación. Haber alumbrado el milagro de lo perenne es la hazaña suprema del artista. Sólo entonces habrá realizado le dur désir de durer, el duro deseo de durar más allá de la brevedad de lo mortal. Pues aunque cada época dé origen a infinidad de personajes en el arte, la poesía y la ficción, sólo algunos ostentan el nimbo de la gracia. Pocos pueden salvar el abismo que se abre entre la sustancia momentánea y la sombre de lo perenne."
George Steiner. "Mirimée". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 298.

sábado, 7 de agosto de 2010

"[...] [Lévi-Strauss] quiere demostrar que las sucesivas varientes de un mito no pueden ser descartadas por irrelevantes, que la suma de los cuentos relacionados es un conjunto vivo, un código de reinterpretación cultural en que los elementos singulares están reordenados pero no perdidos [...]."
George Steiner. "Orfeo con sus mitos: Claude Lévi-Strauss". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 283.

[Nota: Es una forma de expresar lo que yo entiendo por significado global, que podría intentar definir como el significado producido y usado en el estricto presente (lo que implica igualmente el canon de obras clásicas que una sociedad mantiene activo) por el colectivo en su conjunto.]
"Cada vez más, el pensamiento de Lévi-Strauss puede entenderse como parte de la revaluación de la naturaleza del lenguaje y el simbolismo cuyos antecedentes pueden remontarse a Vico y Leibniz, pero cuyos efectos más radicales son modernos. No menos que el Tractatus de Wittgenstein, El pensamiento salvaje y Los crudo y lo cocido infieren que el lugar del hombre en la realidad es una cuestión de sintaxis, de ordenación de frases. No menos que Jung, los estudios de Lévi-Strauss sobre magia y mito, sobre totemismo y logique concrète afirman que las representaciones simbólicas, leyendas y modelos de imágenes son medios de almacenar y coneptuar el conocimiento, que los procesos mentales son colectivos porque reproducen identidades estructurales fundamentales."
George Steiner. "Orfeo con sus mitos: Claude Lévi-Strauss". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 279.
"Según está resumida en los capítulos de 'Lenguaje y parentesco' en Antropología estructural, la imagen de la cultura de Lévi-Strauss puede expresarse, bastante literalmente, como una sintaxis. A través de la comprensión de los ritos particulares de esta sintaxis, los procesos de intercambio biológico y económico, los mitos y las clasificaciones que se dan en las lenguas vernáculas pueden analizarse como si fueran 'fonemas' de la conducta humana."
George Steiner. "Orfeo con sus mitos: Claude Lévi-Strauss". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; págs. 277-278.

[Nota: La búsqueda del fonema, en los lenguajes más alejados de la lengua, ha dado resultados absolutamente hilarantes. El fonema, tal como lo veo yo, es una unidad de discriminación sensorial a la ora de distinguir auditivamente un fonema de otro distinto. Producirlos de forma reconocible es una habilidad que se pierde pronto y es una de las dificultades con las que se encuentra el estudiante de una lengua extranjera. ¿Es necesario descubrir el equivalente del fonema en otros lenguajes distintos al oral? Vistos los resultados (en cine, artes plásticas y demás), es una pregunta que es necesario formularse.]
[En Las estructuras elementales del parentesco, 1949] "[...] Lévi-Strauss ha elaborado la concepción de que todos los fenómenos culturales son un lenguaje. De ahí que la estructura del pensamiento humano y la compleja totalidad de las relaciones sociales puedan ser estudiadas mejor si se adoptan la metodología y los descubrimientos de la lingüística moderna.
George Steiner. "Orfeo con sus mitos: Claude Lévi-Strauss". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 277.
"Para Leavis, el crítico es el lector completo: 'el crítico ideal es el lector ideal'. El crítico comprende la totalidad de la experiencia que brindan las palabras del poeta o el novelista. Su objetivo en el encuentro con el texto es la sensibilidad completa, una especie de equilibrada vulnerabilidad de conciencia. Procede con una atención que es minuciosa y estricta, aunque también provisional, y que en todo momento es susceptible de valoración crítica."
George Steiner. "E. R. Leavis". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 256.
"En un escrito sobre el Ulises, Ezra Pound declaró: 'Esytamos gobernados por las palabras, las leyes están esculpidas en palabras, y la literatura es el único medio de mantener estas palabras vivas y certeras."
George Steiner. "E. R. Leavis". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 256.

domingo, 1 de agosto de 2010

"En un ensayo temprano, Benjamin habla de la opacidad del lenguaje, de la dificultad que afronta el escritor debido a que cada idioma habla sólo consigo mismo, comunicando exclusivamente su propia esencia. Así, el escritor que tenga algo nuevo que experimentar deberá forjar a martillazos su propio lenguaje golpeando a contrapelo o quizá solamente hacia uno de los lado de la armazón convencional de las palabras, signos, gramáticas. De lo contrario, ¿cómo podría oírsele?"
George Steiner. "El género pitagórico". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 109.

[Nota: La de los martillazos es una imagen que procede de Nietzsche. En el fondo, la idea también pertenece al ámbito nietzscheano. Me interesa por lo que supone de lucha contra el lenguaje cada vez que afrontamos la creación, en tanto que realidad que trasciende el estrecho margen del rigido armazón del lenguaje.]
"En ciertas metafísicas orientales, en el budismo y en el taoismo, se contempla el alma como si ascendiera desde las toscas trabas de lo material, a lo largo de ámbitos perceptivos que que pueden expresarse en un lenguaje noble y preciso, hacia un silencio cada vez más profundo. El más alto, el más puro alcance del acto contemplativo es aquel que ha conseguido dejar detrás de si al lenguaje. Lo inefable está más allá de las fronteras de la palabra. Sólo al derribar las murallas de la palabra, la observación visionaria puede entrar en el mundo del entendimiento total e inmediato. Cuando se logra ese entendimiento, la verdad ya no necesita sufrir las impureza y fragmentaciones que el lenguaje acarrea necesariamente. No tiene por qué adecuarse a la concepción ingenua, lógica y lineal del tiempo, implícita en la sintaxis. En la verdad última, pasado, presente y futuro se abarcan simultáneamente. La estructura temporal del lenguaje los distingue artificialmente. Éste es el punto crucial."
George Steiner. "El abandono de la palabra". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; págs. 29-30.
"El verdadero crítico es un criado del poeta [...]."
George Steiner. "Humanidad y capacidad literaria". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; pág. 20.

sábado, 31 de julio de 2010

"[...] dedicar una parte sustancial de las energías visionarias de una sociedad a la producción de cosas efímeras es, al menos en Occidente, un fenómeno nuevo y problemático. [Nota de George Steiner: [...] El motivo dominante de la cultura occidental es la creación de formas plásticas y poéticas que 'duren más que el bronce y rompan los dientes del tiempo']."
George Steiner: "En una postcultura". En: Extraterritorial. Ensayos sobre literatura y la revolución lingüística. Ediciones Siruela, Madrid, 2002, pág. 175.
"La literatura es lenguaje, pero lenguaje en estado especial: un estado de total significación."
George Steiner: "Lingüística y poética". En: Extraterritorial. Ensayos sobre literatura y la revolución lingüística. Ediciones Siruela, Madrid, 2002, pág. 139.
·
[Nota: Esto mismo es aplicable al teatro, especialmente a la actitud del público frente al escenario, que es lo que yo llamo el espacio de significación, dentro del cual todo existe, como dice Steiner, en un estado de total significación. Esta predisposición del público a interpretar, a leer todo cuanto se encuentra dentro del espacio escénico es uno de los aspectos más relevantes del hecho escénico.]
"El significado es en realidad la escencia, la estructura básica de las formas naturales. Los colores, las secuencias, los olores, los ritmos o irregularidades de forma o comportamiento, todo contiene información. Prácticamente cualquier fenómeno puede ser 'leído' y clasificado como declaración. Envía señales de peligro o de llamada, de presencia o ausencia de alimento; se orienta hacia determinadas estructuras significativas o en dirección contraria. Los seres vivos, a diferencia de las unidades elementales, disponen de una amplia gama de articulaciones: posturas, gestos, coloración, tonalidades, secreciones, experesiones faciales. Separada o conjuntamente, todo esto transmite un mensaje, una unidad o grupo de unidades de información focalizada. La vida se desarrolla a través de una red incesante de señales. Sobrevivir implica recibir un número suficiente de dichas señales, elegir del flujo aleatorio las que son literalmente vitales para el individuo y su especie, y descodificar las señales pertinentes con suficiente velocidad y precisión. El organismo que no logra hacerlo -ya sea porque sus receptores están bloqueados o se equivocan al 'leer'- está condenado a perecer."
George Steiner: "El lenguaje animal". En: Extraterritorial. Ensayos sobre literatura y la revolución lingüística. Ediciones Siruela, Madrid, 2002, pág. 71.

lunes, 21 de junio de 2010

Sobre la crítica en general

George Steiner habla, en este caso, de un crítico literario de gran valor, F. R. Leavis (al que no deja de amonestar severamente por determinadas actitudes cerriles), pero especialmente del nefasto contexto en que se desenvolvió la tarea del tal crítico. Es evidente que la panorámica (y pese a ser un artículo publicado en 1962), puede trasladarse, casi al pie de la letra, a nuestra circunstancia actual. Barcelona, 2010, sólo hay que cambiar los diarios, las instituciones, las universidades, los nombres de los personajes principales y las obsesiones de cada cual. También es válido para el teatro.

"En una época de calidad intelectual fantásticamente baja, de untuosa pseudocultura y de completa indiferencia a los valores -en el siglo del club de lectores, del digest y de los centenares de grandes ideas para las publicaciones por fascículos- la 'necesaria actitud de absoluta intransigencia' de Leavis ha tenido una fuerza ejemplar y conmovedora. Sin embargo, el mantenimiento de esta actitud tuvo para él un cruel coste psicológico.
·····Tuvo que definir y, en notable medida, crear por sí mismo al 'Enemigo'. Como un heráldico y fabuloso monstruo, el Enemigo poseía muchas cabezas. Entre ellas se contaban las de los periódicos dominicales y The Guardian, así como las de todos los dómines que escribían en ellos; el Times Literary Supplement, el senor Pruce-Jones y su padre (que se adentra en el mito de la vituperación de una forma oscura y recurrente); los 'intelectuales' del Tercer Programa y el entourage del New Statesman; el Consejo Británico y el Encounter; el sehñor John Hayward, el profesor C. S. Lewis, Lord David Cecil, y todos los que compartían el estudio y la enseñanza de la literatura con la búsqueda de la elegancia o de la ciencia ficción; y en los últimos tiempos, descollando entre todas las cabezas de la hidra, C. P. Snow. El Enemigo representa la comodidad, la frivolidad, las camarillas mundanas, la utilización de la cultura para la adulación o la cordialidad mutua. El enemigo encarna 'los valores de uso corriente en la sociedad literaria urbana y en los medios universitarios asociados a ella'. El Enemigo crea gigantes filosóficos como el señor Colin Wilson un buen domingo por la mañana y los pisotea cuando cambia el viento. El enemigo propaga la noción de que Virginia Woolf era un intelecto superior o de que el nervio vital del pensamiento inglés late en el Ateneo, en las quietas aguas de All Souls, o en Printing House Square. El enemigo es una clase dirigente intelectual. Su semblante es nuestro y su tono afable.
·····Detrás de este dragón artificial hay una cierta realidad compleja. Al ser compacta desde el punto de vista geográfico, la vida intelectual inglesa es claramente vulnerable a las presiones de clubes y camarillas; el artificio de un renombre puede verse rápidamente conjurado o revocado. En los estanques pequeños, los tiburones pueden cobrar momentáneamente la apariencia de leviatanes. También es cierto que existe entre las universidades y el mundo de la prensa, las revistas y la radio una alianza de vulgarización activa. Un sorprendente número de académicos muestra tener olfato para el exhibicionismo; con demasiada frecuencia, las ideas resultan, de hecho, intrincadas y provisionales, siendo arrojadas crudas, como si fueran ramos de flores, a las fauces del público. Al contemplar en su trabajo a algunos de los más brillantes autores, apenas se atrevería uno a suponer que el pensamiento y la erudición sean -cuando se realizan llevando la tensión a su pleno y doloroso máximo- un raro, solitario y con frecuencia absorbente ejercicio del espíritu. Por encima de todo, hay en la clase dirigente intelectual y artística de Inglaterra un sesgo peligroso que la hace tender al encanto personal, al eufemismo y a la delicadeza propias de los aficionados. Con demasiada frecuencia, los juicios de los críticos y de los electores de los consejos de universidad se hallan oscurecidos por unos criterios de aceptación social que, siendo complejos y apenas definibles, están no obstante profundamente arraigados. El 'buen tipo', el hombre con el que a uno no le importaría cenar, asciende suavemente hasta la cima. El genio molesto, espinoso y apasionado -ya sea un gran historiador de la política, el inventor del motor a reacción, o el autor de The Rainbow- encaja mal en los suaves caminos trillados de la gran sala de estar. Los pasillos del poder o de la financiación oficial se hallan cerrados a su intensidad inoportuna y carente de tacto."
George Steiner. "E. R. Leavis". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003; págs. 264-266.